jueves, 2 de abril de 2020

Consecuencias del periodo del desastre del 98 y de la Crisis de la Restauración

Hay una primera reacción de frustración y decepción sobre todo por parte de los sectores que tenían intereses comerciales y de producción agraria en Cuba. El impacto es desigual según los sectores, por parte de las oligarquías y elites agrarias con intereses directos en Cuba. Hay también una lectura importante de las élites culturales que interpretan la pérdida de las colonias como una crisis de identidad nacional. Esta crisis de identidad va a generar una lectura de que es la nación en clave que apela a un referente cultural que esta en alza, una corriente de pensamiento que se denomina el “Darwinismo social”, esto es la aplicación de los planteamientos de Darwin respecto a las especies a las naciones, es decir, que hay naciones superiores e inferiores y que las naciones pueden sufrir procesos de degeneración y en este sentido van perdiendo posiciones o van perdiendo relevancia en el concierto internacional de las potencias. Esta interpretación no es casual sino que se instala en todos los países del mundo occidental a partir de 1870 que es el momento de la expansión imperial y de competencia entre estados nación. 

El imperio es fuente de autoestima y es el origen o seña para ser tenido en cuenta en el concierto internacional de potencias, una nación que pierde el imperio queda muy al situado en esa competencia internacional, estos planteamientos van a pervivir en el pensamiento del primer tercio del XX y serán el origen del fascismo. 

España parece una nación enferma, castrada, atrasada en relación a sus rivales europeas y esto desata una crisis de identidad nacional que es fundamental. El problema se interpretó por Aresti como que fue una falta de virilidad o masculinidad en el sentido moderno pero normativo, “España es una nación de Don Juanes”. Es un momento en el que se revisan los arquetipos de masculinidad. Es una nación que debe someterse a un proceso de regeneración. Frente a la degeneración la regeneración. Estas propuestas de regeneración van a venir sobre todo de los intereses de las élites culturales y por primera vez se identifican como tal los intelectuales. Son los que se otorgan voz para diagnosticar que le pasa a España y buscar tratamiento. 

Las causas están en el propio sistema de la Restauración: el caciquismo, las oligarquías… hay identificación de las oligarquías como parásitos que no aportan nada al cuerpo de la nación, también se identifica a la iglesia como una institución poco transparente, no moderna y que es un lastre. En definitiva, el diagnóstico general es que España necesita modernizarse. El mito del atraso español se gesta aquí. 

Hay un gran debate público donde a través de la prensa y medios de comunicación donde se plantean estas ideas. ¿Que pasa con las clases populares? en realidad se considera que hay un escaso impacto desde el punto de vista político y social, la derrota se recibe con relativa indiferencia puesto que no tienen ningún interés en mantener las colonias. Tampoco hay un impacto muy grande desde el punto de vista del debate político, se atribuye a veces al caciquismo. 

El interés en las colonias era algo muy limitado a algunas élites y al ejército, no hay conciencia nacional identificada con el mantenimiento del imperio. Las clases populares no están interesadas puesto que saben que las guerras solo traen para ellos miserias y perdidas humanas. 

Desde el punto de vista (económico) habrá incorporación por parte de las ideas regeneracionistas. Primero Silvela y luego Maura, como veremos harán suyas algunas ideas regeneracionistas: dignificación de la política y la revolución desde arriba; incluso estudios de los que salieron en torno al 98 plantean que el 98 no fue una debacle aunque la economía catalana si que se vio profundamente afectada. 

Toda la guerra de Cuba, antes, durante y después esta acompañada de un sinfín de manifestaciones de protesta de tipo motín, tipo antiguo régimen, revueltas en torno a los consumos, asaltos a almacenes, tumultos, motines, desordenes que tienen carácter local. No están organizados y no tienen ni dirección política y que son fácilmente controlables por medio de las fuerzas de orden público. Este tipo de protesta acompaño toda la guerra de Cuba y continuó también después y tiene que ver con el malestar de las clases populares pero no con la pérdida de las colonias sino más bien con las levas, los precios de productos, etc. 

El período de la Restauración aparecía siempre como un periodo sin conflictos, pero en verdad es un modelo de protesta pre-moderna. Este tipo de protestas, durante mucho tiempo, se devaluaron en tanto en cuanto no suponían una ganancia para las clases trabajadoras. 

A medida que avanzan los años nos vamos a encontrar que la tendencia es que el movimiento obrero va captando toda esta movilización popular,también porque hay un incremento de afiliación a partidos obreros. Lo habitual será que tengamos más protesta organizada y luego un descenso de este tipo de protestas pero no desaparecen del todo por lo tanto es una modalidad que acompañara a España a lo largo del 1/3 del siglo XX. 

Se pierde una ilusión, el sueño imperial español, la ficción de que España podía llegar a ser una de las grandes potencias coloniales, pero eso era una ficción, nunca fue una realidad, España no tenía capacidad en el XX para ser potencia como lo habría sido en el XVI, XVII y eso es lo que se pierde por lo tanto estamos en el ámbito cultural. De esta ficción se alimenta también la reacción. 

En definitiva no hay crisis política o no hay una crisis en la esfera de la política, la vida política sigue, sigue el turno, las mismas élites, ahora bien, es cierto que hay elementos que empiezan a cambiar o a moverse como el tema del ejército, a partir de este momento tenemos una vuelta a la intervención en la vida pública. Hay un episodio, el episodio de Cu-cut, es un diario satírico que publica unas viñetas en las que se ironiza al ejército y se ríe de la derrota en la guerra, esto provocará el asalto por parte del ejército a la redacción o a los talleres de esta revista. Como consecuencia de esta ocupación de los talleres de la revista el liberal Montero Ríos había declarado el estado de guerra en Barcelona (donde estaba situada la sede de la revista). 

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